domingo, 25 de diciembre de 2011

ESTA PLAYA.-Por Vega Cerezo

¿Qué se puede esperar
de esta sombrilla manida, oxidada y de aspecto demodé
plantada con tan poco acierto
en la playa?

¿Y qué se puede esperar de esta playa
(que ni es playa, ni es cala)
abandonada a su suerte en un estrecho
otoño
que exiguamente alcanza a serlo porque no arrastra hojas
ni trae lluvia que levante del suelo olor a tierra mojada?

¿Qué de este otoño
sin ocres
ni malvas
ni estela que lo señale?

Nada se puede esperar de esta brisa leve
que poco recuerda al otoño
en esta playa que apenas lo es
desierta hoy salvo por esta insolente sombrilla
estampada con flores cuyo color devoró el sol de nuestros infantiles veranos
y que se zarandea, ora vulnerable, ora desafiante.

Nada salvo yo.
Mi yo más excelente despertado por este paisaje,
en este tiempo exacto construido de inexactitudes
donde vengo a rogarte mi amor, mi mar
que me apures.


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