miércoles, 28 de diciembre de 2011

67 VERSOS EN RECUERDO DE DADÁ.-Juan Eduardo Cirlot



El uno se arrodilla dulcemente
el dos tiene las trenzas de papel,
el tres llena de plata los triángulos,
el cuatro no solloza,
el cinco no devora el Firmamento,
el seis no dice nada a las serpientes,
el siete se recoge en las miradas,
el ocho tiene casas y ciudades,
el nueve canta a veces con voz triste,
el diez abre sus ojos en el mar,
el once sabe música,
el doce alienta lámparas,
el trece vive sólo en los desvanes,
el catorce suplica,
el quince llama y grita,
el dieciséis escucha,
el diecisiete busca,
el dieciocho quema,
el diecinueve sube,
el veinte vuela ardiendo por el aire,
el veintiuno cae,
el veintidós espera,
el veintitrés adora los vestidos,
el veinticuatro sabe matemáticas,
el veinticinco magia,
el veintiséis amor,
el veintisiete guerra,
el veintiocho estrellas,
el veintinueve luna,
el treinta tiene garras de cerezo,
el treinta y uno flota,
el treinta y dos destruye los anillos,
el treinta y tres anula los espacios,
el treinta y cuatro ruge,
el treinta y cinco vive lejos,
el treinta y seis conoce la amargura,
el treinta y siete fulge,
el treinta y ocho baja,
el treinta y nueve quiebra torres,
el cuarenta se expresa,
pero el cuarenta y uno tiene páginas,
donde el cuarenta y dos halla su espejo,
donde el cuarenta y tres se desmenuza,
en el cuarenta y cuatro anidan tigres,
en el cuarenta y cinco monumentos,
en el cuarenta y seis hay una espiga,
en el cuarenta y siete distracciones,
detrás vienen cuarenta y ocho pensamientos,
cuarenta y nueve signos,
cincuenta cruces,
cincuenta y una lágrimas,
cincuenta y dos mujeres,
cincuenta y tres desiertos,
cincuenta y cuatro pianos,
para cincuenta y cinco partituras,
para cincuenta y seis sonidos,
cincuenta y siete soles,
cincuenta y ocho perlas,
cincuenta y nueve bocas,
sesenta muertes,
sesenta y una llagas,
sesenta y dos pirámides,
sesenta y tres adioses,
sesenta y cuatro diccionarios,
sesenta y cinco sentimientos,
sesenta y seis recuerdos,
sesenta y siete flores.



AÚN.-Por Arturo Borra


despierta antes de mí
un río humano que arrastra el limo
indiferente: remo para no ahogarme:
los edificios miran y miran los muros
y la gente que apenas comprende la noche
sobre los mástiles

despiertan subterráneos/ tanta carrera a ningún lado
la sombra que se desplaza cuando quiero asirla
despierta el sonido del viento/las razas hundidas /esta lengua cansada
de tanto callar
mundos amontonados
dentro/ confundidos
rabiosos como las plegarias

la hoja despierta
arrugada con trazas de nadie
estas ganas a pesar de nada/ este murmullo
en el que insisto
aún
en medio del agua


De Umbrales del naufragio, Baile del Sol, Tenerife, 2010.

martes, 27 de diciembre de 2011

NUNCA LA LUCHA.-Por Roberto Cantele



cualquier fruta, cualquier mar y parronal
cualquier mimo con bronconeumonía
puede hacerme bien en esta noche
en que los niños temen demasiado a sus padres masculinos

han dicho los que saben
que entre los pliegues azules
que algunos vemos en el viento norte de la tarde
hay verdades que ya no están
las verdades esenciales YA NO ESTÁN
o tal vez están
pero están ocultas
pues no hay que olvidar
que hay sitios en el medio del ozono
que están siendo agujereados con calambres

entonces nada valdrá ya la pena, ¿es que no lo entiendes?
estamos por empezar a ver
los trucos de cadmio que el tiempo
ha envasado con tanta devoción

(toma tu cartón de vino
y elabora una carta magna
así, sin avisarle a nadie
lúcete con una nueva constitución)

y no podremos hacer nada, serán demasiados
los ojos vidriosos que nos vigilarán

los videntes pronto serán
Los nuevos vagabundos

los nuevos
elegidos

y entre la divina matanza
nos veremos tomados de la mano
sobre nubes de celofán y macramé
los padres y las madres y los abuelos
detrás de nosotros
los hijos, las hijas, las mascotas
delante de nosotros
el bien, el mal, la omisión
adentro de los oídos
luchando
siempre luchando
por volverse a ver en uno mismo

y es por eso
que estamos cansados
quizás es por eso
que hablamos de la muerte
amando tanto la vida
y a la vez le arrancamos
trozos de piel a nuestros recuerdos
con el único y sagrado fin
de volver alguna vez
a estas calles de tierra
a estos tranques oscuros
repletos de álamos y gnomos
volver a sentir el abrazo obrero
de una corriente de aire demente y sin sentido
como aquel día
en que juraste a los siete vientos
que todo en tu vida fue una coincidencia
y apenas jurado el vomicidio
cientos de pájaros azules
se estrellaron contra tu ventana
y tú como si nada
te fumaste todos y cada uno
de los odiosos unicornios de tu locura

tu fe
es mi desesperanza

MEMORIAS.-Por Adriana Graciela Pardo

Memorias

Y viven
viven las memorias
aun en los rincones
donde su atisbo las silencia.

Viven
acaso macilentas
por el aire polvoriento
que intenta sofocarlas.


Respiran
el puro aliento
que batalla y no concede.

POEMAS DE SU PRIMER LIBRO "El Jornal" .-José Miguel Ullán

I

Amatando el candil
tan en mi hogar.
         Y, sin embargo
          cósmico.

II
y que fuera del pueblo

sin el baile arrimado
del domingo
la multa del alcalde
el recibo del médico
el subsidico del viejo
la extremaución del cura
las chancas con su escándalo
las patatas viudas
el otoño con siega
o ya veremos?

III
Estripa
terrones
Paco.
             Estripa
pasado,
amigo,
                   (Por estripar, estripará!)
           
Bien madrugaba el galán

Madrugaba.
Madrugaba.

IV
hoy tengo
una pedrea
un tocino bien rancio
una espita algo floja
calcetines olientes
un santocristo añejo
tibio estiercol

          loado sea dios!

V
si tuviera un sabado
y un hijo
             pero el sabado
             no
y el hijo
dicen
que en alemania
dicen

VI

"La espera sosegada"
VICENTE ALEIXANDRE

se te dará
el amor
cuando la siega
cuando vayas al surco
y los calores
cuando las sopas de ajo
y ni un mal catre
cuando ya se predicen
los bautizos
precipitadamente.

Esta primera edicción de "El Jornal" se terminó de imprimir el 16 de Octubre de 1965.En Gráficas VITOR.Salamanca.

SIN TÍTULO.-Por Laura Giordani


El tizne en las mejillas,
el perfume a muerte temprana,
la noche cubriendo la orografía
cárdena de tu cuerpo
con todos los relieves del maltrato,
tu sombra menuda repartiéndose,
haciéndote
cada vez más inconsistente
en el asfalto y las nubes
a contramano, duelen.
El zócalo de almohada,
la bolsita de pegamento,
su nana mortal contra la boca.
Te van endureciendo las esquinas:
sus ángulos cada vez más agudos
decapitan candores, desdicen
las mieles y vas cayendo sin cese
sobre las crestas frías del alba.
Duele la indiferencia:
esa extensión de sien a sien
donde se evapora el llanto
tan rápido

EL UMBRAL.-Por Félix Gala Pastor

Con la mochila al hombro, repleta de temores,

atravieso el umbral del alma mía.

Se queda atrás el Sol, un cielo puro,

montañas azuladas, de altas y níveas cumbres

y, aquí cerca, los prados florecidos

de mi remota juventud ardiente.



Pero ahora, en el otoño de mi vida,

el miedo me atenaza el corazón,

siento como un vacío en las entrañas,

me cuesta respirar,

me asfixia la humedad de la caverna,

me asustan los sonidos guturales

que vienen de lo hondo.

conturbando mi espíritu



Mas se cerró el portón y no hay modo de abrirlo.

Sólo me resta huir hacia delante;

aprieto el cinturón, los pocos dientes

y los cordeles de mis raídas botas

y, a tientas, voy bajando al precipicio,

me integro en la negrura

en donde, agazapado, me aguarda Lucifer...



De “Paisajes interiores”